Estoy sentanda en la mesa del comedor de mi departamento, y me vinieron unas ganas enormes de tomar mi antiguo journal y empezar a leerlo de nuevo.
Todo el mundo te dice lo bueno que hace escribir, pero nadie te menciona lo sanador y terapeutico que es volver a leerte, tiempo después, incluso años después y ver como todo ha cambiado. Como has crecido, como resultaron siendo esos miedos que tenías, como se terminaron conviertiendo sueños en proyectos y en realidad. Tiene un efecto sanador, que creo que le gana por creces a cualquier efecto que pueda tener en nuestra cabeza.
De cierta forma, es volver a hablar contigo, a verte y a escucharte a ti en una de tus versiones pasadas. Es verte como una compañera, y hacerte compañia en planos distintos. Como que si esa “yo” del pasado, hubiese escrito ese texto justamente para que lo leyera hoy, con otros ojos, y que me transformara. Realmente procesar de lo que he sido capaz y sigo siendo.
Han sido unos meses muy duros, y tengo que admitir que después de leer unas cuantas páginas me siento calma. Me siento yo. Poder leer tu camino, hace que tambien lo puedas ver y vivir, y asi seguir aprendiendo de eso. Saber que hay una “yo” que siempre va a estar ahi acompañandome, en los días más díficiles, en los días que de verdad piensas que no puedes caer más bajo y piensas que fallaste; donde pensar en un futuro es algo que no existe. Pero ahi es donde esa “yo” esta siempre, acompañando, motivando, abrazando. Por que nunca te ha dejado ni te va a dejar sola, ni en tus mejores ni peores momentos.
Asi que sí, mi invitación es a seguir escribiendo, no solo para tu “yo” del presente, sino que para tu “yo” del futuro. Que hay una magia inigualable en saber que lo que escribes es atemporal, y te va a seguir sanando incluso cuando menos te lo esperas.